El subsecretario adjunto para asuntos Latinoamericanos de los Estados Unidos Jeffrey Davidow, expresó que Estados Unidos no indemnisará a Chile por las pérdidas sufridas por el caso de las uvas. Nunca ha hecho algo similar con algún país y apenas recientemente aceptó compensar a los japoneses residentes en EE. UU. a quienes, mantuvo en campos de prisioneros durante la Segunda Guerra»
¿Es ésta una noticia para Chile o para el mundo? Creemos que no, ya que noticia en el sentido mas usado del término (acépción 2 del Diccionario de la lengua) es «el contenido de una comunicación antes desconocida» .
Si nos atenemos a algunos editoriales ha faltado una política de Chile hacia Estados Unidos. Si. así fuera, la reación del país del Norte habría sido provocada por una conclucción equivocada de nuestras relaciones, internacionales y Ia respueta del señor Davidow podría considerarse noticia pero no si la actitud de ese país fuere tan conocida como ¨crónica de una muerte anunciada¨ y creemos que tal es el caso.
Estados Unidos nunca se equivoca parece ser el slogan de la política exterior americana para explicar ya que no para justifica actos abusivos como el de las uvas chilenas y, por eso no nos resistimos a citar, a pesar de extensión una opinión de Frank Bohn publicada en el «American Journal of Sociology» : «Somos el pueblo más grande del mundo. Nuestro gobierno es el mejor de todos los conocidos. En materia de fe y moral, nosotros somos exactamente lo que debe ser el hombre. Somos también los mejores combatientes que hay en la tierra. Como pueblo, somos el más hábil y, socialmente, el más desarrollado. Otras naciones podran errar en su camino, pero nosotros estamos a salvo de toda equivocación y caminamos por el sendero seguro. Nuestra historia es el triunfo de la justicia, y así vemos manifestarse esta fuerza en cada generacion de nuestro glorioso pasado. Nuestro desarrollo y nuestro éxito, cara al futuro, son tan seguros como ciertas leyes matemáticas. La Providencia siempre nos acompañó. La única guerra que los Estados Unidos ha perdido, es aquella en la que un tercio de ellos fue vencido por las otras dos terceras partes. Nsotros hemos sido elegidos por Dios para salvar y purificar al mundo».
Esta es una cita tomada del libro «Los Libertadores USAS» de Carlos M. Ydigoras, publicado por Plaza y Janes en 1979, y en que se anotan sólo hasta 1973, 173 intervenciones armadas de los Estados Unidos en todo el mundo a partir de 1785, con el fin de demostrar que es el pueblo «elegido por Dios para salvar y purificar al mundo».
Si todos estos hechos ocurrieron antes que la nación del norte pasara a ser, con la caída de la Unión Soviética, la única gran potencia mundial, ¿qué podemos esperar hoy de su política exterior, como no sea el abuso de la fuerza que usó siempre en sus relaciones con Centro y Sud América y el Caribe?
Ingenuo sería suponer que exista preocupación en el Gobierno y el Parlamento de Estado Unidos, por otra cosa que no sean sus propios intereses nacionales.
Probablemente los únicos presidentes con ideas altruistas del país del norte en este siglo, a saber, Wilson y Carter, se vieron enredados por asesores y por su escaso sentido de la realidad rayano en la ingenuidad y no obtuvieron, por eso, el éxito que sus proyectos merecían.
No pidamos, a nuestra política exterior lo que no han podido los grandes países europeos: tratar con Estados Unidos en un pie de igualdad real y no simplemente jurídica, porque el país del norte solo obra de acuerdo con sus intereses nacionales o por presión de sus centros de poder internos y su discurso acerca de los derechos humanos y de las virtudes cívicas solamente tiene contenido retórico o propósitos eleccionarios.
Solamente la consigna de los revolucionarios de Nanterre «Seamos realistas, pidamos lo imposible!», parece calzar con las expectativas de algunos chilenos que creen en las decisiones desinteresadas de la política de Estados Unidos.
Esta es una triste conclusión pero creemos que la política internacional ha demostrado hasta el cansancio y hasta al menos avisado: que el altruismo no cabe en las relaciones entre los Estados y, lo que es peor, que los países que tienen gran poder militar o económico, siempre lo emplean para presionar a los menos preparados o más débiles. Por, eso, parece ser lo más acertado jugarse por una utopía que, ál. menos, tiene el mérito de proteger a lo débiles y pequeños Estados, cual sería la union de los países americanos. Para ello y como lo enseña también la experiencia histórica, la unión económica es el primer paso de una larga serie hasta llegar a alguna forma de unidad política que nos potencie frente a los grandes países.
De este modo, algún día, trataríamos con el vecino del norte mirándolo a los ojos, recordándole que las drogas no es sólo un problema de producción sino de consumo; que el modelo americano (del norte) no tiene por qué convenir a los Estados del sur, y que la dignidad no es patrimonio exclusivo de los anglosajones, blancos y rubios sino también de los pueblos morenos cuyas culturas y respeto por la naturaleza durante cientos de años los mantuvo, por encima de los europeos que conquistaron América.
Mario Alegría Alegría
Publicado en el diario El Mercurio de Valparaíso el 25 de agosto 1996