En una nota del autor de la presente publicada en «El Mercurio» del 23 de marzo de 1995, y titulada «La otra riqueza» me referí, por oposición a ía riqueza bursátil basada en expectativas cuando no en utopías, a la riqueza que se mira, se palpa y da empleo a gentes de trabajo que crean la parle más significativa de nuestro PIB, y después, en marzo de 199S. en «Crónica de una crisis anunciada» comenté la crisis mundial que se veía venir, absolutamente previsible con la información que se poseía en ese momento,
Nov. al saberse entretelones del escándalo de Eron Corp, en Estados Unidos, pienso que fuera de lo que todo el mundo conocía, había antecedentes en poder de una minoría ineacrupuloas en esa nación, que hizo posible que algunos ganaran mucho dinero mientras que miles de inversionistas y de empleados de la empresa perdieran el dinero de sus jubilaciones, invertidos en acciones que en tres meses pasaron a valer de 34 dólares a menos de uno.
Los que ganaron y que ahora son sometidos al juicio de la opinión publica de EE.UU., son los políticos que recibieron 2 millones 400 mil dólares como ayuda en las elecciones del 2000, los patrocinadores financieros de Eron, entre ellos Citigroup y J.P.Morgan, que ganaron miles de millones de dólares en comisiones, y las cinco mayores firmas de auditoría de EE.UU., que dieron su visto bueno a balances que ocultaban miles de millones de deuda y declaraban suculentas utilidades inexistentes que permitían entregar dividendos interesantes para mantener el valor de la acción, mientras eso durara.
La forma de valorar los activos de Eron es ahora ampliamente cuestionada, ya que mientras las normas contables de las sociedades anónimas en Chile las regula y dirige la Superintendencia correspondiente. en EE.UU. fueron entregadas a un organismo privado, la «Junta de Normas Financieras Contables», que no resistió el «lobby» de los auditores externos que al mismo tiempo eran consultores de las grandes empresas en una doble condición que evidentemente está reñida con la independencia que se requiere para auditar una contabilidad, y que les procuró cientos de millones de dólares en utilidades éticamente muy discutibles.
Control existía, por parte del Gobierno de EE.UU., para evitar también la actuación dual de los grandes bancos como prestadores de dinero y como intermediarios, con la ley Glass-Steagall de 1933, promulgada inmediatamente después de la crisis del 29 para evitar que se reprodujeran las malas prácticas financieras y contables que facilitaron su ocurrencia, pero este obstáculo desapareció con la derogación de dicho cuerpo legal en 1999, por la presión de los interesados en ampliar sus negocios sin medir riesgos.
Liberadas asi de regulaciones. las grandes corporaciones de Estados Unidos, han actuado con extrema libertad en sus inversiones lo que ahora empieza a reflejarse en los resultados que, independientemente de la caída del consumo, se han visto condicionados por la sobreexposición de empresas que tuvieron acceso al dinero fácil de la nueva economía.
Pero la pregunta que nos hacemos en el título seguiría quedando sin respuesta: ¿Existe en el hecho una nueva economía?
El desarrollo de las tecnologías y de las empresas «punto com», del mercado de capitales y de las transferencias millonarias «al pulsarse» una tecla del computador. la formación de grandes uniones económicas y la necesaria interdependencia de los mercados ¿quedó a cubierto de los riesgos de la «vieja economía»?.
La respuesta cada vez más dudosa si se observan los grandes barómetros: EE.UU., la Unión Europea, Japón y el grupo de países en desarrollo del oriente, e incluso la emergente China, que este año nefasto para las otras economías crecerá más del 5 por ciento. En efecto, una de las variables más usadas para analizar la economía, de las naciones, el mercado bursátil, está sufriendo contracciones propias de las economías en depresión y cuyos indices comparados con las de los valores en EE.UU. después de la depresión del año 29, entre los años 30 y 33, se asemejan peligrosamente. En uno y otro caso, se produjeron alzas a veces significativas, pero que fueron seguidas por caídas más profundas, hasta llegar a la sima de 1933 ¿Sucederá lo mismo ahora?
Pareciera, por … que la nueva economía, en los aspectos de mayor riesgo. sigue siendo muy parecida a la vieja economía, ya que una y otra deptenderá, no solamente de las leyes del mercado de las políticas económicas de los estados, sino del comportamiento ético de algunos actores y de las aspiraciones y temores de la mayoría de personas que, son, en ultimo termino, los verdaderos sujetos de la economía.
Mario Alegría Alegría
Publicado en El Mercurio de Valparaíso, el 29 de enero de 2002